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miércoles, 2 de mayo de 2012

AVANCES EN EL TRATAMIENTO DEL SÍNDROME VARICOSO DEL EMBARAZO



Palabras clave: Escleroterapia, aethoxyskerol, várices, embarazo

Los trastornos varicosos constituyen uno de los problemas mas frecuentes en la mujer, sobre todo en la embarazada y constituyen un dilema en lo referente a su manejo, prevención y tratamiento.
La dilatación venosa, el aumento de la compliance, el retardo en el flujo, el aumento en la presión venosa, constituyen cambios fisiológicos propios de la gestación. Estos se fundamentan en un factor hormonal, mediado por la progesterona que relaja la paredes venosas, y un factor mecánico dado por la compresión de la vena cava por el aumento de tamaño del útero, favorecido por una disminución en la actividad física.
Cuando a estas alteraciones se suma la incompetencia de las venas comunicantes, aparece el reflujo hacia el sistema superficial, hay extravasación de líquidos y eritrocitos produciéndose depósito de fibrina, transformando el edema en "duro", que si presenta solución de continuidad de la piel por un traumatismo, predispone a la inflamación, ulceración e infección.
Habitualmente se manifiestan por cansancio o pesadez de las pantorrillas, dolor o parestesias; pudiendo observarse a la inspección edemas, induración, cambios en la pigmentación y en la sensibilidad. Otras veces dermatitis o úlceras que pueden complicarse con hemorragias o trombosis, que constituyen las complicaciones más frecuentes de ésta patología durante esta situación especial que constituye la gestación. Además cabe señalar otro tipo de complicaciones varicosas frecuentes en el embarazo como son las várices vulvares y las hemorroides.
En general, si existe un cuadro ya instalado, el embarazo actúa en detrimento de las várices, favoreciendo la evolución de las mismas, obligando a encarar otro tipo de medidas terapéuticas.
Todo parece indicar que el tratamiento se impone ante los primeros síntomas, aunque las várices no sean muy visibles y dolorosas, para evitar que empeoren, pero se nos plantea la duda durante la gestación, ya que en gran medida los síntomas remiten al concluir el embarazo.
Actualmente contamos con medidas terapéuticas tendientes a mejorar la circulación con el uso de venotónicos, o calmar el dolor (ultrasonido, presoterapia y drenaje linfático cuando se asocia a celulitis). De las opciones terapéuticas vigentes como la escleroterapia, crioterapia, diatermocoagulación y electrofulguración o el uso de rayos láser, la mesoterapia, la microcirugía y el tatuaje dérmico son utilizados para resolver trastornos menores, y quedan hoy relegadas las técnicas quirúrgicas agresivas para los trastornos que cursan con insuficiencia venosa profunda.
El uso especifico de las técnicas esclerosantes han cobrado notoriedad. Utilizan drogas (aprobadas por la FDA) como el Tetradecil Sulfato Sódico, Morruato Sódico, alcohol bencílico, Oleato de etanolamina y últimamente el Aethoxyskerol o Polidocanol, que constituyen una interesante propuesta cosmética. Pero no siempre es posible utilizar cualquiera de estas técnicas en pacientes embarazadas, sobre todo cuando hay várices vulvares o cuando hay amenaza de rotura de grandes venas varicosas en la cercanía de una úlcera de la pierna. Si se encuentra indicado utilizar la inyección local en la embarazada, cuando hay que resolver transitoriamente un problema clínico de importancia. Los fundamentos expresados por los que se oponen a esta eventualidad terapéutica son la posibilidad cierta de trombosis venosa profunda, hecho que también se registra en personas ancianas, sedentarias y obesas.

Comentarios: por más que resulte interesante la idea del uso de técnicas poco agresivas y de buenos resultados estéticos con el uso de estos alcoholes, sería conveniente utilizarlos solamente ante precisas indicaciones en el embarazo y ser muy cautos frente a la cambiante hemodinamia de la gestación.

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